This website is best viewed with CSS and JavaScript enabled.

Una nota de esperanza desde Roma

Posted on: March 31, 2020 3:07 PM
Photo Credit: ACNS/Alex Baker
Related Categories:

Italia se ha visto particularmente afectada por la pandemia de Covid-19. El martes por la mañana (31 de marzo) el número de fallecidos alcanzaba las 11,591 personas y continúa aumentando. El director del Centro Anglicano en Roma, el arzobispo Ian Ernest, ofrece una breve reflexión sobre la situación actual.


El mundo entero está lastimado en lo más profundo. Nuestro orgullo e impulsos de falsa modestia han disminuido repentinamente. Nuestro estatus social, competencia, poderes de compra y posesiones ya no pueden ayudarnos.

Hay algo más fuerte que nosotros.

Millones de personas están confinadas: la confusión, el pánico, el miedo, el desaliento y la desesperación están tratando de superarnos. Para resistirlo, necesitamos aprender urgentemente a desarrollar nuevas actitudes, nuevos comportamientos.

Los ciudadanos del planeta Tierra están afectados por la incertidumbre y están viviendo momentos de gran sufrimiento.

Estamos destrozados en lo más profundo de nuestro ser.

Sin embargo, en el corazón de esta tragedia humana surge un arcoíris que trae colores de esperanza que nos permiten creer en un futuro mejor. El aire contaminado por intereses económicos que rozan la inmoralidad se vuelve lentamente más limpio. Las familias que a menudo sufren por la falta de amor, por la ausencia y por la incapacidad para escucharse, están en estos momentos viviendo y compartiendo juntos.

Los intereses políticos excedidos por la indiferencia de las promesas alguna vez realizadas deben cambiar de rumbo para colocar a las personas en el centro de sus preocupaciones prioritarias. Las conferencias y simposios se están posponiendo para que las iniciativas basadas en el hombre puedan conducir a acciones concretas, porque la supervivencia de toda la humanidad está en juego.

Por lo tanto, es nuestro deber examinar nuestras propias actitudes y comportamientos. El hecho de que muchos ciudadanos no estén acatando las directrices establecidas por varios gobiernos de todo el mundo para contener el Covid-19 es simplemente un síntoma de nuestro deseo de ser libres en nuestros movimientos y elecciones. Es una clara indicación de que nosotros, quienes estamos diseñados para vivir en comunidad, hemos descuidado la esencia de lo que ennoblece a la raza humana. Con el tiempo, nos hemos convertido en personas centradas en sí mismas que buscan proteger sus intereses personales.

Por ello, es importante contemplar este arcoíris que aparece sobre las espesas nubes que oscurecen nuestras vidas. El sufrimiento que estamos viviendo en la actualidad puede durar para siempre si nuestra contemplación no despierta en nosotros la necesidad de tomar medidas. Liberarnos del confinamiento tiene un alto costo: debemos actuar con responsabilidad y respeto por el bienestar de la sociedad.

La esperanza que llevo en mi corazón en este momento se fortalece cuando veo que quienes brindan servicios esenciales se sacrifican y arriesgan sus propias vidas para que el resto podamos seguir viviendo.

La confianza renace en mí cuando veo a toda la humanidad unida en la oración. La oración se ha convertido en un acto de solidaridad que nos permitirá redescubrir el amor de un Dios misericordioso y compasivo. Una nueva vida emerge en el horizonte.