Este domingo en el Ciclo de oración anglicano, oraremos por el arrepentimiento, según el llamado de los primados respaldado por el grupo de trabajo que fue creado por el arzobispo de Canterbury en 2016 a solicitud de los primados. En este blog, ACNS presenta la historia del grupo de trabajo y explica los antecedentes del llamado a la oración.
En enero de 2016, los primados de la Comunión Anglicana se reunieron por primera vez desde 2011, para la primera Primates’ Meeting (reunión de primados) convocada por el arzobispo de Canterbury Justin Welby desde que asumió ese puesto.
La reunión, celebrada en la catedral de Canterbury, la iglesia madre de la Comunión Anglicana, fue convocada en parte para abordar los desacuerdos y la división dentro de la propia Comunión Anglicana. En dicha reunión, los primados acordaron “caminar juntos, por doloroso que sea, y a pesar de nuestras diferencias, como una expresión profunda de nuestra unidad en el cuerpo de Cristo.”
Los primados le pidieron al arzobispo de Canterbury que creara un grupo de trabajo para estudiar posibles maneras de renovar y mejorar las relaciones dentro de la Comunión Anglicana. El grupo de trabajo, que incluía a anglicanos de todo el espectro teológico, presentó un resumen de su trabajo en la Primates’ Meeting de octubre de 2017, también celebrada en Canterbury, y su informe completo en la Primates’ Meeting de enero de 2020 en Jordania.
Una de sus recomendaciones fue que el quinto Domingo de Cuaresma de este año, el 29 de marzo, se reservara como parte de una temporada de oración por el arrepentimiento en la Comunión Anglicana.
El llamado a la oración es un llamado para que toda la Comunión Anglicana se arrepienta, y no únicamente grupos particulares de ella, tal y como indicó Pablo en su carta a los Romanos: “pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.”
Al describir su experiencia en el grupo de trabajo, la primada de Canadá, la arzobispa Linda Nicholls, comentó que ella “había agradecido especialmente la oportunidad, al igual que otros colegas en el ministerio, de compartir honesta y abiertamente sus experiencias sobre los desafíos y las diferencias que estábamos experimentando en nuestras provincias con respecto al matrimonio y nuestros contextos sociales.
“La oportunidad de escuchar experiencias de primera mano cambia la forma en que queremos responder. Eso hizo reconocer que, en todas las circunstancias, los anglicanos podrían identificar áreas donde se necesita el arrepentimiento en nuestras relaciones, no señalando con el dedo a los demás en afán de superioridad moral, sino mediante una reflexión interna sobre nuestras suposiciones y juicios que han causado sufrimiento y dolor.”
El ex arzobispo del sudeste asiático, y actual obispo de Malasia occidental, Moon Hing, dijo: “Me duele ver que la Comunión está pasando por ‘divisiones y desavenencias. No podemos dejar sin abordar el tema central, es decir, el pecado de la humanidad.”
“La Temporada de oraciones y arrepentimiento es la más apropiada para ayudarnos a darnos cuenta de que primero debemos arreglarnos con Dios y después, los unos con los otros. Después de todo, nadie es más santo que el otro, todos somos pecadores. Necesitamos regresar al Todopoderoso para “caminar delante de Él y ser intachables” (Génesis 17: 1).
El obispo Moon Hing escribió una oración a nombre del grupo de trabajo para compartir el domingo. Está publicada aquí y también está disponible en línea, junto con otros recursos para el día, en el sitio web anglicancommunion.org/prayer.
La Comunión Anglicana: una oración de arrepentimiento
Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Señor Soberano del universo, Creador de la humanidad, nosotros, Tus hijos infieles, lamentamos profundamente nuestros pecados y las vidas que hemos vivido. Estamos convencidos, y así lo confesamos en nuestros corazones, de que solo a través de la valiosa sangre de nuestro Señor Jesucristo en el Calvario de la cruz podemos obtener Tu perdón. Nos arrepentimos:
de haber cometido graves ofensas, en pensamiento, palabra u obra, contra Ti y contra nuestros prójimos;
de haber provocado odio, división y dolor en el seno de nuestras comunidades, por pereza, desesperación o ansia de poder;
de haber causado graves daños, conflictos innecesarios y aún más destrucción a nuestros hermanos y hermanas refugiados y migrantes, por avaricia, falsedad o indiferencia;
de haber alentado y envalentonado a quienes infligen dolor, sufrimiento y pena a nuestros seres queridos y nuestras familias, por egoísmo, insensibilidad y prejuicio;
de haber herido a creyentes y a quienes buscan la santidad y la fe; en nombre de la religión, la doctrina y del propio Cristo;
de haber provocado división y lucha dentro de Tu iglesia y entre Tus hijos, por terquedad, orgullo y arrogancia;
Envía misericordiosamente a Tu Espíritu Santo, el Espíritu del orden y del consuelo, y límpianos de toda injusticia; restaura en nosotros la verdadera fe en Cristo que trae verdad, paz y armonía; y ayúdanos a caminar juntos, con nuestros hermanos y hermanas, en la paz de nuestro Señor Jesucristo, para la gloria de Tu nombre.
Amén.