Photo Credit: Jeroham Melendez / Diocese of Costa Rica
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A group of young people from Chimaltenango in Guatemala have undertaken an Advent pilgrimage of the five dioceses that make up the Iglesia Anglicana de la Region Central de America – the Anglican Church in Central America. Led by their parish priest, Father Miguel Salanic, and his wife Roselia, the 14 teenagers visited Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua and Panama.
During the trip, the youngsters shared a message of unity, and sought to inspire other young people, the clergy and bishops they met. Using drama, the group demonstrated that the love of God is the only safe refuge from the challenges and temptations that young people face today.
The trip was carried undertaken in a small van using alternating drivers; and was financed by the youngsters from their own resources and a small loan.
“It has been an enriching experience that has allowed us not only to share very pleasant moments with the brothers and sisters of the province but it also has allowed us to see in our own flesh the world that develops between the border limits of the isthmus,” Father Miguel said. “We are very grateful with those who welcomed us with open arms, with signs of support and solidarity not only from our church but from the people of God, because when the Holy Spirit guides our walk all their children can recognise him.”
Jóvenes hacen peregrinación de Adviento para llevar un mensaje de esperanza en Centroamérica.
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Teenagers from Chimaltenango on their Advent pilgrimage through Central America.
Photo: Jeroham Melendez / Diocese of Costa Rica
Un grupo de jóvenes de Chimaltenango en Guatemala han emprendido una peregrinación de Adviento en las cinco diócesis que conforman la Iglesia Anglicana de la Región Central de América: Dirigidos por su párroco, el padre Miguel Salanic, y su esposa Roselia, los 14 adolescentes salieron de Guatemala y visitaron El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Durante el viaje, los jóvenes compartieron un mensaje de unidad y buscaron inspirar a otros jóvenes, al clero y a los obispos que los recibieron. Usando el drama, el grupo demostró que el amor de Dios es el único refugio seguro contra los desafíos y las tentaciones que los jóvenes enfrentan en la actualidad.
El viaje se llevó a cabo en una pequeña camioneta con conductores alternos; y fue financiado con sus propios recursos y un pequeño préstamo.
“Ha sido una experiencia enriquecedora que nos ha permitido no solo compartir momentos muy agradables con los hermanos y hermanas de la provincia, sino que también nos ha permitido ver en carne propia el mundo que se desarrolla entre los límites fronterizos del istmo.” Dijo El padre Miguel. “Estamos muy agradecidos con aquellos que nos recibieron con los brazos abiertos, con signos de apoyo y solidaridad no solo por parte de nuestra iglesia, sino a lo largo de todo el viaje, porque cuando el Espíritu Santo guía nuestro caminar, todos sus hijos pueden reconocerlo”.